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miércoles, 17 de marzo de 2010, a las 1:19
Dehesa,
Noticias Pedroches
La historia de la encina más famosa de Los Pedroches que desde hace unos días yace sin vida en el término de Añora. Y muchas más historias en el siguiente reportaje:
"La encina en la que íbamos a jugar de pequeños y en la que nos subíamos por la forma que tenía, la ha arrancado el viento y eso es una pena". Así de triste se muestra, María Dolores Herruzo, propietaria de un terreno de dos fanegas en el que hasta hace pocos días se encontraba la encina más famosa y fotografiada de Los Pedroches por la forma doblada de su tronco, que hacía que la copa estuviera a ras de suelo.
Hasta en el ayuntamiento de Añora hay una fotografía de grandes dimensiones esta encina, "que según mi tío Juan Reyes tenía seguro más de 500 años", señala esta mujer que recuerda que siempre ha tenido esa forma "tal y como me ha contado mi padre que tiene 94 años". Precisamente, esa peculiar forma doblada la hacía muy característica "y cuando éramos unos críos nos llevaba allí nuestro abuelo y nos subíamos a coger bellotas".
El caso de esta encina, que ahora yace sin vida, no es ni mucho menos el único en esta zona conocida como Dehesa de la Vera, perteneciente al término municipal de Añora y situada cerca de la carretera entre Pozoblanco y Alcaracejos.
Bartolomé Madrid es el juez de paz de Añora. Estos días supervisa en su finca, cercana a la anterior, la tala de sus encinas; "las tengo que cuidar porque vivo de la dehesa". Asegura que "a mí se me han caído tres pero si miras por esta zona hay muchas más encinas dañadas". Insiste en que "es una pena porque se trata de encinas que creo que tienen casi mil años pero la tierra está harta de agua, no las podan y tienen mucho ramaje por eso les afecta el viento".
Pero esta zona no es la única en la que las rachas de aire hicieron estragos. Juan Carlos Higuera cuenta con una explotación familiar a 14 kilómetros de Villanueva de Córdoba, en la carretera a Cardeña y frente al paraje conocido como Ventorro de la Vicenta, y comenta que "aquí se me ha caído una encina que puede tener unos 300 años, por el viento fuerte que hizo pero ramas hay bastantes partidas o en el suelo y aunque la encina no se haya caído, el árbol se va a desequilibrar y eso significa que tiene los días contados". Igualmente, relata que hay más destrozos porque también se han caído por allí unos 300 metros de pared de piedra cuya reposición la tiene que acometer el propietario "con los altos costes que eso conlleva". También se observan encinas en el suelo en la zona de la Atalayuela y El Torno, en Villanueva de Córdoba.
La profesora titular de Ingeniera Forestal de la Facultad de Ingenieros Agrónomos de Córdoba, Pilar Fernández, reconoce que "en general no le va a venir mal a la dehesa todo el agua que ha caído aunque retrasa el crecimiento de hierba".
DAÑOS CONSIDERABLES Más de un centenar de encinas permanecen caídas en la dehesa de Los Pedroches y varios centenares más han visto dañada su estructura con la rotura de ramas o con el desgajamiento de parte de su copa tras el temporal de viento que azotó la zona el pasado 27 de febrero, provocando una merma de ejemplares a la principal reserva de dehesa de toda Europa. Basta hacer un recorrido en coche entre Cardeña y Alcaracejos, o entre Pozoblanco y Santa Eufemia, para ver volcadas en los campos encinas centenarias de grandes dimensiones que el viento arrancó de raíz. Se trataría en algunos casos de encinas envejecidas o enfermas, aunque en otros casos aparentemente estaban sanas, si bien la humedad del terreno contribuyó a que cedieran ante las rachas de viento.
El presidente de la cooperativa San Miguel de Villanueva de Córdoba, Angel Rojas, señaló que también se han visto afectadas "encinas con heridas de podas que con el temporal terminan por partirse y mueren", por lo que espera que le ley de la dehesa cuente con recursos para realizar "acciones de reforestación y podas adecuadas". El delegado de Agricultura, Francisco Zurera, indicó que aún no hay una cuantificación de los daños.
ASOCIACIÓN GUADAMATILLA Miguel Aparicio, miembro de la Asociación Guadamatilla para la Defensa del Medio en Los Pedroches, explicó que "es urgente regenerar la dehesa". A su juicio, "hay que proceder a una repoblación porque es una obligación moral dejar a nuestros descendientes un patrimonio que hemos heredado y del que nos hemos aprovechado".
Aparicio ha apuntado que las encinas que existen sobre granito "pueden técnicamente calificarse de reviejas" y las que están asentadas en la zona de serrezuela, sobre pizarra, "tienen más vida al tratarse de un encinar joven". Para el experto en este tipo de ecosistemas, son tres los factores que han contribuido al actual estado de la dehesa de Los Pedroches: su vejez y las plagas asociadas a la seca, la sobrecarga ganadera que ha sufrido, "que elimina los brotes nuevos e incluso con la erosión de las pezuñas de los animales", y la mecanización del campo, porque "algunas máquinas se acercan tanto al árbol que dañan sus raíces". Además, afirmó que el propietario debe "ser y sentirse" el protagonista de la repoblación y la Administración debe favorecerlo con rebajas fiscales o facilidades en la transmisión de propiedades "en un momento en el que no le es rentable ser ganadero y es vital su papel en la conservación del encinar, pero apostando más por una mayor calidad que cantidad de ganado".
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