Pues sencillamente porque emocionó a todos. Mirábamos a un lado y a otro, atrás y adelante y veíamos lágrimas.
Unas sencillas palabras pero al mismo tiempo cercanas, repletas de vivencias familiares y personales dejadas escritas por Juan Manuel Blanco poco antes de su fallecimiento en noviembre. Y una lectura cargada de emotividad por parte de sus hijos Teresa y Franscisco Javier no dejaron indiferentes a las personas que llenaron el sábado 26 de febrero la iglesia de los Salesianos, en la víspera de la Romería.
La proyección de un resumen del vídeo familiar grabado por Juan Manuel en 1968 dejó momentos de murmullo en la iglesia cuando los asistentes identificaban a aquel sacerdote, a aquel hermano, a aquellos niños, a aquella fachada de la ermita, a aquel abanderado y a aquella Virgen de Luna, sí la misma que ahora pero portada de aquella manera.
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Foto: Rafa Sánchez alagloria.es
