La Virgen de la Soledad no se quedó sola este viernes en San Sebastián. Sí, en San Sebastián, porque la lluvia impidió que saliera a las calles de Pozoblanco. Pero allí estaban cientos de cofrades soledanos con su Virgen y con su Cruz con el Sudario.
Hasta en cuatro ocasiones se reunió la junta de gobierno de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, en cabildo de aguas, para conocer la evolución de las nubes y de la lluvia. Aunque se pospuso la salida hasta las 22.00h -media hora después de la hora oficial- fue a las 22.30h cuando finalmente, el hermano mayor, Moisés Serrano, anunciaba resignado que seguía lloviendo y que este año no se podía realizar la estación de penitencia en la calle.
A continuación, fue rezado el Santo Rosario en sus Misterios Dolorosos, la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Soledad tocó dos marchas para que los costaleros del paso de la Virgen la alzaran hasta el cielo de la parroquia y la Banda de la Cofradía Salesiana del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de la Amargura también tocó dos marchas para el paso de la Cruz. Todo ello con la parroquia prácticamente a oscuras en una atmósfera irrepetible. Lágrimas y ojos enrojecidos y todas las miradas dirigiéndose al rostro de la Virgen.
Después las puertas de la parroquia se abrieron y ambos pasos estuvieron expuestos hasta las 2.30 de la madrugada -la hora prevista de entrada-, escoltados por ciriales.
Otro Viernes Santo será.
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ANTONIO MANUEL CABALLERO
