Las últimas sesiones de las Jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno cambiaron de escenario ante el interés público por asistir a las mismas después de registrar un lleno total de aforo en la sesión de inauguración, lo que obligó a trasladar las ponencias al patio de butacas del Teatro El Silo después de haber disfrutado de unas vistas incomparables en el Mirador.
Ante la amplitud del nuevo escenario y en pleno centro cultural de Pozoblanco,
Carlos Ayala, catedrático de Historia Medieval de la Universidad Autónoma de Madrid, abrió la sesión dedicada al Centenario de las Navas de Tolosa con su ponencia titulada “De Toledo a las Navas. La Reconquista se convierte en cruzada” en la cual intentó mostrar el proceso de legitimación de la hegemonía expansiva como Cruzada, un proceso que tiene una duración de un siglo en el que los cristianos pasan de la supervivencia a la superioridad. Para Ayala, lo que había nacido como una respuesta a un agresión se convierte en una imperativa moral esencialmente religiosa donde el triunfo de Cristo va a ser el argumento legitimador.
Este siglo de Reconquista, Carlos Ayala lo divide en tres hitos fundamentales, comenzando con los 30 años que comprenden el período de 1055 y 1085 en el que Fernando I y Alfonso VI inician su proceso conquistador que culmina con la toma de Toledo, donde lo que había sido un guerra político–religiosa se convierte en una Guerra Santa por la recuperación del territorio. El segundo de los períodos es el referido a la segunda mitad del siglo XI donde destaca la toma de Almería, cuando Alfonso VII, que sabe aprovecharse del espíritu cruzadista, convierte la península Ibérica en uno de los territorios principales en los cuales se está desarrollando la Cruzada Universal. El último de los períodos destacados por el catedrático Carlos Ayala corresponde a la primera mitad del siglo XII cuando la Reconquista para a ser una Cruzada específicamente hispánica que tendría como referente final la batalla de las Navas de Tolosa.
En el desarrollo de estos tres hitos fundamentales, Carlos Ayala destacó el aparato ideológico utilizado en cada uno de estos períodos para convertir la Reconquista en Cruzada. Si bien en los años 1055-1085 no existen batallas propiamente dichas sino desgate tributario y ocupación progresiva de los reinos de taifas originados por la ruptura del Califato momento en el que se usa como aparato ideológico el triunfo de Dios y su visibilización mediante el protagonismo de los santos y la presencia de las reliquias, en el segundo período señalado por Ayala, el rey Alfonso VII acude al Papa Eugenio III para pedir la inclusión de España como territorio donde se está celebrando la Cruzada Universal, junto con Alemania y la Tierra Santa, aunque el papado comprueba que el interés de Alfonso VII no era tanto el triunfo de Cristo en la península ibérica sino la idea de crear un imperio de Castilla y León con el resto de reinos hispanos como vasallos. Es por ello que fracasa la idea de Cruzada Universal y los herederos de Alfonso VII crean las Órdenes Militares como apoyo a su labor de reconquista territorial a las que no pudo restar legitimidad el papado, pero que acabó transformando la Reconquista en Cruzada propiamente hispánica que tuvo su primera actuación y mayor culmen en la batalla de las Navas de Tolosa, en la cual las órdenes militares formaban parte del núcleo central del ejército. Este elemento es uno de los que convierte la batalla de las Navas en un hecho extraordinario en sí, algo que fue expuesto en la segunda de las ponencias por
Francisco García Fitz, profesor titular de Historia Medieval de la Universidad de Extremadura.García Fitz argumentó desde distintos puntos de vista porqué la batalla de las Navas de Tolosa fue un hecho decisivo además de extraordinario, justificándose en aspectos tales como que en la Edad Media la conquista territorial se llevaba a cabo con asedios y cabalgadas, existiendo en sí pocas batallas, pero fue sin duda el hecho de que las Navas fuera una campaña organizada y orquestada por los reinos cristianos, y con el beneplácito del papado, lo que la hace excepcional, porque fue una batalla en la que no se buscaba la conquista de un territorio ni la entrada del ejército almohade, sino que fue planteada como una batalla a campo abierto para la propia derrota del contingente enemigo.
Basándose en las diferencias entre los conceptos de territorialidad y mentalidad de los contendientes, García Fitz señala como decisiva en la historia de los estados peninsulares la batalla de las Navas de Tolosa porque en unas pocas horas se ratifica un proceso de largo alcance que había empezado muchas décadas antes, cuando es evidente la imposición del poder militarista cristiano sobre un cada vez más debilitado poder musulmán. Sin embargo, García Fitz fue más allá y calificó esta batalla como la reafirmación en la península ibérica de una sociedad occidental, con base latina y cristiana que se había mantenido presente y fuerte tras la invasión islámica.
La última de las ponencias ofrecidas en el marco de las Jornadas de Otoño estuvo protagonizada por el
catedrático de Historia Medieval, Manuel González Jiménes, quien bajo el título de “La idea de la Reconquista en la España medieval” intentó justificar y dotar de sentido la largísima operación militar que se libra en la península ibérica durante ocho siglos, desde el siglo VII y hasta el siglo XV, en la que los cristianos recuperan el territorio previamente ocupado por los musulmanes. Esta idea, según González, ha sido muy discutida, incluso se ha creado una polémica historiográfica que ha trascendido al público en general que dice ser la Reconquista un invento de los historiadores. A pesar de que no hubo una larga lista de batallas, según González, la ocupación de territorios, los asedios, los pactos y el debilitamiento de los musulmanes mediante la exigencia de tributos para mantener la paz fueron algunas de las estrategias o estratagemas utilizadas por los cristianos en la larga Reconquista del territorio peninsular.
Sí destaco Gonzáles otra batalla que se equipara en importancia a las Navas de Tolosa como fue la de El Saladao en la que se reconquista de nuevo el sur peninsular, lo que hoy conforma Gibraltar y Algeciras por su importancia para el comercio. Fue en sí un proceso largo y complejo que también tuvo su peculiaridad en la reconquista del territorio de modo parcial y orquestado por parte de los distintos reinos cristianos, Aragón por el Levante, Castilla por el centro, Portugal hasta llegar al Algarbe y Navarra que queda asilada pero que como todos participan de una misma idea que es la de expulsar a los islámicos del territorio peninsular y que históricamente se ha ejemplarizado con las batalla de las Navas de Tolosa.