El hombre joven de 27 años, J.V.L., acusado de atropellar mortalmente a Concepción Guijo Calero, con el Citroën C4 Picasso que conducía, y al que se le imputaba un delito de imprudencia con resultado de muerte, quedó ayer en libertad con cargos tras declarar que se quedó dormido ya que venía conduciendo desde las 2.00 horas de la madrugada desde Valencia para asistir a un funeral en Fuente la Lancha.
Los cuatro ocupantes del coche declararon ante la Guardia Civil que siguieron su marcha porque creyeron haber chocado con la pared o con una señal de tráfico y en ningún caso vieron a la mujer al ser una zona de difícil visibilidad por la altura del pasto.
Además, en su declaración señalaron que dejaron el coche junto a la estación de servicio, existente frente a la piscina municipal, porque no podían continuar su marcha por el estado del coche. Fue por la tarde, cuando llegaron a recoger el vehículo y como se lo había llevado la grúa preguntaron al personal de la gasolinera que les dijo que el coche estaba en el cuartel y allí se presentaron.
Los hechos ocurrieron poco antes de las 8.00 horas de la mañana del martes cuando la víctima recibió un fuerte impacto frontal del vehículo mientras iba andando a regar los cultivos de su huerta próxima al lugar donde se produjo el atropello, en la salida de la carretera que une Pozoblanco con Pedroche. Al mediodía el marido de la mujer, Jesús Fernández, avisó a su hijo, Juan José, que su esposa no había vuelto a su domicilio de la calle Santa Bárbara de Pozoblanco por lo que los familiares empezaron a buscarla y fue uno de sus nietos quien la encontró a las 17.15 horas a 15 metros adentro de una finca a donde cayó despedida después del fuerte impacto y a unos 20 metros mas allá del lugar del golpe. Los familiares han señalado que se encontraba boca abajo "pero en una posición como de haberse intentado incorporar y con hematomas en la cara y en los brazos".
Las declaraciones a los testigos continuaron ayer y por la tarde cientos de personas acompañaron a la familia en el funeral que se ofició en la parroquia de Santa Catalina. Los investigadores creen que el coche conducía a una velocidad de entre 60 y 80 kilómetros por hora.
Dolor y mucha tristeza en el funeral, en el que la familia recibió mucho apoyo de los asistentes aunque se encuentran desconsolados.