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La primera sesión de las Jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno sirvió para conocer más en profundidad la persona del naturalista británico Charles Darwin y como su especial personalidad y carácter observador influyeron en su teoría de la evolución. Sin embargo, el viaje que realizó durante cinco años en el Beagle y que le permitió observar paisajes tan diferentes como Sudamérica y Oceanía fue el detonante para que Darwin acumulara en su expedición todas las observaciones con las que construiría su teoría de la evolución, plasmada en “El origen de las especies”.
El Director General del Instituto Geológico y Minero de España, José Pedro Calvo Sorando, ofreció una visión muy particular sobre Charles Darwin, a quien presentó como un geólogo que a través de la comprensión del tiempo geológico construyó su teoría sobre la evolución de las especies. Su paciencia científica de observador naturalista desde la posición privilegiada en el Beagle le permitió que en lugares como Sudamérica recogiese restos paleontológicos que enviaba a Inglaterra para su estudio y catalogación por parte de R.Owen, restos a los que aportaba una comparación o similitud con especies actuales. Fue a raíz de esa búsqueda de símiles en la fauna actual como Charles Darwin empezó a entender que los cambios geológicos que estaba registrando en su viaje eran a la vez generadores de los cambios biológicos en las especies y en la selección natural o supervivencia de los más fuertes. Calvo Sorando reconoció que las aportaciones de Darwin a la Geología fueron un punto importante de apoyo a las ideas de su mentor Charles Lyell, creador del método científico geológico mediante la observación directa y que defendía que el cambio en los estratos geológico se producía de manera paulatina y lenta.
La revolución surgida tras la publicación de “El origen de las especies” donde Charles Darwin exponía su teoría de la evolución y selección natural supuso un cambio radical en el pensamiento científico de la Inglaterra victoriana, una revolución que contrastaba con el carácter conservador de Darwin. El Catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, José Manuel Sánchez Ron, también director de las Jornadas de Otoño ofreció una visión sobre el naturalista británico como hombre conservador a pesar de ser creador de una revolución. Darwin vivió en un siglo donde las aportaciones científicas se sucedieron de forma extraordinaria en el campo de la electricidad, el electromagnetismo, las comunicaciones, el ferrocarril, etc a las que él contribuyó también de una manera determinante, provocando un intenso debate en la sociedad victoriana que defendía el creacionismo frente a su teoría evolutiva. A pesar de contar con importantes detractores como Thomas H. Huxley, él mismo mantenía una postura conservadora. Sánchez Sorando indico que en su famoso libro, Darwin nunca ofreció una teoría sobre el origen primigenio de las especies, sino que planteaba más bien una observación sobre su evolución y los cambios experimentados para sus supervivencia en el medio, dejando constancia así de su personalidad conservadora y sus principios religiosos.
La última de las ponencias, a cargo de Martí Domínguez, Doctor en Biología de la Universidad de Valencia, presentó a un Darwin insaciable que pasó de la geología a la botánica por su ansia observadora. Ya retirado en Down House, donde dedicó 40 años de su vida a estudiar, experimentar y plasmar sus conclusiones en una prolífica obra, también paseaba por la campiña inglesa, y en esos paseos contemplaba las orquídeas, a las cuales comenzó a observar y a estudiar hasta que acabó formulando una especia de teoría de la coevolución, al intentar explicar cómo las orquídeas eran como eran, no porque un ser omnipresente y caprichoso las hiciera tan distintas unas de otras, sino porque ellas mismas en su selección natural buscaban un tipo de polinizador, es decir, un insecto que había evolucionado a la vez. Insaciable en su observación, Darwin también publicó trabajos sobre las plantas carnívoras y las trepadoras, en muchos casos, según explicaba Martí Domínguez, Darwin era un visionario que planteaba teorías que al principio no se entendían pero que pudieron comprobarse finalmente, algunas incluso tras su muerte.
El doctor Martí Domínguez también tuvo un recuerdo a la figura de Wallace, quien planteo una teoría de la evolución coincidente con la de Darwin, pero que quedó eclipsado, y que, sin embargo, fue el causante de que Charles Darwin plasmara sobre el papel su “origen de las especies”.
En la inauguración de las Jornadas de Otoño se puso de manifiesto que era la primera ocasión que se centraban únicamente en una figura o personaje, elección que Santiago Muñoz Machado, Director de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno, justificó por tres razones: por ser un personaje redondo y excepcional que hizo aportaciones científicas en numerosas ciencias, por celebrarse el bicentenario de su nacimiento y los 150 años de la publicación de “El origen de las especies”. En la inauguración también estuvo presente el Director de la Fundación Ortega y Gasset, Jesús Sánchez, quien esbozó un planteamiento sobre la impresión que tuvo la teoría de Darwin sobre el pensamiento el filósofo español. Además, se presentó el convenio de colaboración entre ambas fundaciones como el principio de una serie de colaboraciones culturales.
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