Las diez reses de la ganadería sevillana del Marqués de
Domecq dieron ayer miércoles mucho juego en el primero de los encierros de El
Viso, que se celebran desde tiempo inmemorial con motivo de la feria en honor
de la patrona, conocida entre los viseños como la abuela Santa Ana.
Durante dos horas, con la suelta de cinco vacas cada hora, se sucedieron las
carreras a lo largo de los 700
metros de recorrido que hay desde los toriles y hasta la
plaza de toros portátil instalada en la plaza del Ayuntamiento. Un recorrido de
ida y vuelta con numeroso público presenciando el encierro en las
calles Toriles y Riscalejos, eso sí colocados tras las vallas de
seguridad.
El ambiente fue extraordinario en una mañana calurosa que finalizó sin ninguna
incidencia ya que los servicios sanitarios apenas tuvieron que atender a un
joven que sufrió un golpe en el abdomen.
Los jóvenes de la localidad agrupados en peñas con distintos nombres, siempre a
partir de los 16 años, fueron de los más activos en el encierro, en el que
también se vieron a algunos aficionados haciendo sus pinitos con el capote. Y
todo ello bajo la supervisión de los miembros de la peña taurina Corchaíto que
velan por evitar que se cause maltrato o sufrimiento a las reses.
El alcalde de El Viso, Juan Díaz, resaltó las distintas medidas de seguridad que se establecen y también los controles a que se someten los animales con la presencia del delegado gubernativo y de los servicios veterinarios de la Junta de Andalucía. Respecto a la plaza de toros portátil explicó que su montaje se prolonga durante ocho días.
Por su parte, Manuel Díaz, el encargado de los toriles, señaló que un cohete anuncia que se abren las puertas y a partir de ahí "no te puedes despistar porque te puedes encontrar con una vaca sin que te lo esperes".
Los encierros, una singular fiesta declarada de interés turístico de Andalucía, se celebran hasta el domingo, atrayendo cada año a numerosos visitantes.
Por otra parte, desde las 6.00 horas de la madrugada de hoy jueves, los viseños celebran distintos actos religiosos como el traslado de la patrona Santa Ana hasta la iglesia parroquial de la Encarnación.