Numerosas vecinas de la localidad
se encargaron de la elaboración de los dulces, cara al público, utilizando
candelas para calentar las sartenes, al estilo tradicional y ofreciéndolos para
su degustación. Así con huevos o harina freían las hojuelas; con leche, huevos,
azúcar y aceite cocinaban roscos caseros o empleaban la miel para terminar la
elaboración de la rosca de fideos en la sartén. Otras lanchegas manejaban la matalauva,
la canela, el vino, el aceite y las naranjas para preparar los buñuelos o explicaban
cómo se elaboran los tirabuzones. En total se llegaron a vender 74 bandejas de hojuelas,
150 de roscos caseros o 70 de buñuelos al precio de 5 euros cada una con el fin
de hacer unas nuevas andas para la Virgen de Guía. Otros puestos vendían pan de
horno o dulces de las monjas de clausura de Belalcázar.
En la iglesia de Santa Catalina
se exhibían fotos, recordatorios y trajes de comunión de entre 1940 y 1975, organizada por el Guadalinfo y Juan Carlos Plaza, y el
AMPA del colegio de la localidad vendía bocadillos y refrescos para obtener
fondos con los que mejorar la escuela. Al mediodía se ofrecieron más de 500
degustaciones de cocido lanchego, al precio de 2 euros y con el regalo del
recipiente de cerámica.
El alcalde, José Chaves, se
mostró contento por la afluencia de visitantes y aseguró que volverán a repetir
la feria el año próximo tras la buena acogida. Este año, Villanueva de Córdoba
mostró su repostería al ser el pueblo invitado y actuaron el grupo de los Reyes
Magos de El Viso, la agrupación Gachera de Pedroche, el grupo Jara y Granito de
Villanueva de Córdoba y el grupo de baile Los Jarales de Alcaracejos.
Varios ganaderos del pueblo
colocaron unas pancartas alusivas a la crisis del sector lácteo.